Disparo
Antes de realizar una sesión Baby, creo que merece la pena decirle al niño que vamos a fotografiar que queremos que se sienta tan cómodo como sea posible con nosotros y con nuestra cámara. Le enseñamos las fotos que vamos tomando anteriormente, dejamos al niño mirar por el visor de la cámara y tomar algunas fotografías (si es lo suficientemente mayor), utilizamos parte del tiempo con el niño en hacer que se sienta seguro y confiado con nosotros antes de empezar la sesión. Cuanto más relajado esté, mejores fotografías obtendremos.
Acercamiento cándido – Siempre intentamos tomar algunas fotografías con niños de las que algunas personas llaman “candidas”. Intentamos fotografiar al niño haciendo algo que le guste, sin que se de cuenta de que lo estás fotografiando. Podemos ir pidiendo hacer algunas pausas durante la sesión e ir descubriendo estos momentos en dichas pausas.
“Posando” – con niños un poco mayores podemos encontrar una respuesta mejor por su parte si le pedimos que posen. Con niños pequeños es mucho más dificil porque no ponen la atención suficiente ni el interés necesario (además, suelen poner la sonrisa más forzada).
Bajamos a su nivel – Estaremos trabajando con niños que, salvo casos excepcionales, tengan más o menos la mitad de nuestra altura. Disparando desde nuestro nivel, perderemos el contacto con los ojos del niño. Bajamos a su nivel, haremos que la cámara esté a la altura de los ojos del niño (o incluso un poco por debajo) y conseguiremos fotografías mucho más íntimas.
Cambiamos la perspectiva – Acabamos de decir que a la hora de tomar una fotografía bajamos al nivel del niño, pero también obtendremos grandes fotografías únicamente rompiendo esa regla. Haremos algunas fotografias directamente desde arriba, ¡¡puede dar un gran resultado!!
Nos acercamos – A veces es bueno tomar fotos en las que incluiremos a los niños en un escenario, en un contexto. Pero no nos engañemos, lo que quieren sus padres es ver las caras de sus hijos, así que eso es precisamente lo que dominamos en la fotografía, mucho más que el paisaje.
Enfoca los ojos – ponemos particular atención en los ojos de los niños. La persona que mire una fotografía siempre se fijará en los ojos del protagonista, por lo que permanecen perfectamente enfocados.
Fondos – ponemos atención en el fondo de nuestras fotografías. Un fondo puede dar contexto a una imagen pero también puede servir de distracción y destrozar la toma. Antes de empezar a disparar controlamos el fondo y comprobamos que no hay nada que pueda distraer. Intentamos que al menos una de las localizaciones donde vamos a hacer las fotos sea un lugar con un fondo sin distracciones, simple. Me gusta hacer algunas de las fotografias frente a una pared con un gran colorido o incluso poniendo al niño delante de una cartulina blanca. Puedemos jugar con la luz hasta hacer desaparecer el fondo.

Somos Abstractos – mezclamos entre las fotografías que le hagas al niño algunas un poco más abstractas. Estas fotografías más “juguetonas” pueden ser muy divertidas y añadirán repertorio al resultado final de la sesión.
Ropa – en el tema de la ropa creemos que hay que elegir la ropa que haga que cada niño se sienta cómodo y que refleje su personalidad. Si le pones la “ropa de los domingos” posiblemente esté guapo, pero no podrá moverse ni actuar con libertad, y eso se notará en las fotografias. El otro único consejo que puedo dar con la ropa es que a veces los colores simples, apagados, funcionan bien. De todas formas recomiendo tener un par de posibilidades distintas con la ropa y cambiar de una a otra según las distintas localizaciones. Un básico que siempre funciona, vaqueros y camisa blanca…
Disparamos en ráfaga – al menos con una parte de tus fotografias utilizamos nuestra cámara en módo ráfaga. Actualmente usamos bastante este modo de disparo, pero de manera particular cuando salimos a la calle o a un parque, donde los niños no paran de moverse este modo de “ráfaga” puede ser muy útil. Buscamos “series” de disparos que puedan funcionar de manera conjunta en una única imagen, una tras otra, o que podamos poner juntas en una sola fotografía, pueden quedar muy divertidas.
Incluimos a otras personas – una buena manera de ayudar al niño a relajarse si está un poco nervioso y que a la vez sirve para contextualizar la toma consiste en situar a otra persona en la imagen. Da igual si es un desconocido, un pariente, un amigo… añadiendo una segunda persona dentro del encuadre da un punto de interés e introduce la idea de una “relación”, de una historia dentro de la fotografia. Esto puede hacer que el niño se distraiga y así le ayudarás a estar más relajado.
Gritos de libertad – nos esforzamos al máximo para conseguir que las fotografías sean lo más divertidas posible. Mostramos al niño algunas de las fotografías que vayamos haciéndole, le preguntamos qué cosas divertidas puede hacer, y hacemos estupendamente el tonto para divertirnos todos. Todas estas cosas dan energía a nuestras fotografía, ayudan al niño a relajarse y podremos capturar parte de su espíritu. Cuánto más nos estemos divirtiendo más genuina será la fotografía.
